jueves, 25 de enero de 2024

Reflexiones

No suelo escribir muchas reflexiones por aquí, porque normalmente me las suelo guardar bien en mi aforo interno, pero, siento la imperiosa necesidad de publicarlo en algún lado, y twitter se quedaría corto para este fin, a parte de que no conozco otros medios. A parte, este siempre ha sido mi pequeño refugio aunque sea escribiendo y dejando entradas en modo borrador.

Pero esta no. Esta será publicada, porque así lo necesito. Porque creo que es lo mejor, y más tras leer ciertas cosas.

En fin... Comencemos...



Desde que Ella apareció nuevamente en mi vida en octubre de 2023, sentí que todo volvía a tener sentido. Sentí dentro de mi que había algo que me empujaba a dar el paso. Por diferentes motivos, sobre todo laborales, el día elegido para volver a vernos fue el 6 de noviembre. Una fecha que jamás podrá desaparecer de mi mente por varios motivos. Principalmente por lo que pasó. Aunque ahora sean recuerdos que quiera borrar de mi mente porque aunque fueron agradables, la añoranza de los mismos es dolorosa. Por otro lado, al siguiente día, el 7 de noviembre es el aniversario del fallecimiento de mi hermana.


Posteriormente hubo altibajos, lo que mi psicóloga llama refuerzo intermitente. Ahora estamos bien y estamos en la fase luna de miel. Al día siguiente Ella está mal, no quiere hablar, se aleja y son todo discusiones. Y vuelta a empezar. Ahí está el refuerzo intermitente.


Hubo varias señales que me decían "no vuelvas ahí", pero no quise hacerles caso. Ella achaca a que de lo que me enamoré fue de mi propia imagen cuando ella pululaba cerca de mi. Qué poco me conoce si ese es su pensamiento, pero bueno, cada quien es libre de pensar aquello que quiera.


El mismo día de navidad, fue la peor de las discusiones. Ese fue el día en el que yo ya lo daba todo por perdido. Ese fue el día en el que TODO murió dentro de mi, aunque intentaba reanimar algo que ya no tenía vida. Mi ansiedad una vez más salió a la luz. Ese día hice la locura de poner el coche a 210Km/h en una carretera de Gran Canaria. Lo único que buscaba era adrenalina. ¿La encontré? No. ¿Me siento orgulloso de ello? No. ¿Volveré a poner el coche en alguna ocasión a más de 140Km/h? No, ese es mi límite. Un límite autoimpuesto aunque me encante la velocidad.


Posteriormente hubo reconciliación, intenté por mis medios que las cosas fuesen a mejor, pero como he dicho, en mi interior todo ya estaba muerto. Una nueva discusión apareció en fin de año, lo que parecía un adiós definitivo. Pero no fui lo suficientemente fuerte como para mantenerme firme. El día 2, tras ser despedido le mandé un sms en el que reconozco haber sido frío y distante. Tras un diálogo tenso, la cosa mejoró, pero, todo seguía muerto dentro de mi. Aún así seguía luchando por verla feliz. Por verla sonreír. El día 4, el endocrino me da una muy mala noticia. He de reconocer que ella se volcó en mi porque era algo muy serio.


Vino el día 5 por la tarde y se quedó hasta el último ferry del día 6. Fueron buenos momentos compartidos aunque el sitio donde dormimos no era el mejor de todos. Aún así, me esforzaba por darle mi mejor versión. Por verla feliz, por verla sonreír. ESO ERA LO QUE A MI ME LLENABA.


Porque cada vez que la veía sonreír, más me enamoraba de ella...


El día 15, entré en una nueva empresa. Ese mismo día, la necesitaba... Ese mismo día, ella estaba fría y distante. Ese mismo día, le dije que si podía llamarla y me dio una negativa. Le escribí un tocho como mensaje de buenas noches y lo que recibí fue un mensaje frío y distante "Gracias, buenas noches, descansa.". Al día siguiente le escribo entre las 12 y la 1 de la tarde un "te echo de menos"... ¿su respuesta? Silencio. En ese momento para mi estaba ya todo dicho.


Día 17, media hora antes de tener mi sesión con mi psicóloga se digna a escribirme, con en resumen una despedida y que se va a dar una oportunidad con su ex, y que si todo sale bien, el año que viene se casaban. Mi respuesta en resumen, es que habíamos quedado en que no habría drama, que lo que quería es que fuese feliz.


En mi sesión hablamos de la situación y lo que me recomendó mi psicóloga fue que hiciese contacto 0 si quería sanar. Aún así, me lo pasé por el forro de los cojones hasta el día 19.


No recuerdo si fue el 17 o el 18, ella me comenta que había ido al médico por una caída que había tenido. Mi respuesta fue que siguiese las recomendaciones médicas. Según ella me necesitaba. ¿Me lo hizo saber? No ¿Habíamos quedado en decirnos lo que necesitábamos? Sí ¿Por qué no me lo dijo? Solo Ella lo sabrá.


El 19 fue el día final. Ese día me recriminó muchas cosas. Ese día me mandó un audio de 23 minutazos. Ese día le fui a contestar en un correo a cada parte de su audio. Al llegar al minuto 14 me sentía tan saturado que salí a pasear, a despejarme la cabeza. Al llegar a casa decidí borrar el audio del pc, borrar todas sus fotos de mi teléfono y del pc, borrarlo TODO, incluido el mail que le estaba escribiendo.


Dicho mail llevaba mucho veneno, pero, ¿por qué no enviárselo? Por AMOR, por no hacerle más daño. Porque he preferido alejarme y dejarla ser feliz sin mi. ¿Y aún así soy yo el cobarde? Lo dudo. Porque querida mía, cuando me mandaste ese mensaje con lo de la boda, me dolió. Me hizo más daño de lo que nunca nada ni nadie me lo había hecho. Pero lo disfracé con un mensaje cordial porque, cuando uno ama a una persona, quiere que sea feliz ya sea con uno o con una tercera persona. Y lo que más me gusta (ironía) es que lo achaques a egoísmo.


A día de hoy sigo luchando por ser mejor persona, sigo luchando por mostrarle a los demás mi mejor versión, sigo luchando porque fuiste tú quien encendió esa mecha y es una mecha que no se podrá apagar.


Porque sí.


SOY PERSEVERANTE.


Es mi mejor virtud.


Lo sabes, lo sé, lo sabemos.