sábado, 29 de noviembre de 2014

Por qué no volvemos

Texto copiado de Risto Mejide. Solo espero que no me demande ni nada por el estilo.

Un saludo a todos, y un abrazo a éste genio de las palabras.

Por qué no volvemos. Recuérdamelo, por favor. Por qué no nos queremos de vuelta, de segunda mano o de ocasión. Por qué. A ver, si es que había tantas razones, es que te juro que las había. Es que hasta las llegué a apuntar en algún sitio. Y ahora va y no las encuentro. Justo cuando más las necesito. Justo cuando sólo recuerdo todo aquello que juré olvidar. Así que si no te es mucha molestia, recuérdame por qué no nos dejamos de hostias. O por qué me las sigo dando yo.

Por qué no volvemos. Por qué me despierto y lo primero que hago es pensar en tus fotos. Pero si las metí en el fondo del cajón ese que ya ni abro. El de las cosas perdidas aposta. El de los recuerdos que son demasiado grandes para llevarlos encima. Malditas fotografías. Malditas emulsiones enmarcadas en vidrio. Escaparates de 15x9 que ya sólo te venden saldos, instantáneas con retraso de lo que pudo ser y no fue. Por qué las escondí allí, si se me agarran a la retina día sí día también. Por qué hago ver que no las veo, si no me hace falta ni mirarlas, si ya me las sé.

Por qué no volvemos. Por qué no dejo de seguir tus pasos. Por qué entro de puntillas en las redes sociales como quien entra a por algo que se dejó. Por qué analizo tus fotos, tus gestos, tus lugares y tus palabras. Por qué veo en cada nuevo amigo o contacto tuyo un potencial enemigo. Por qué me da miedo que me olvides con ellos, que me entierres sin mí. Por qué busco señales que al fin y al cabo tú ya no emites. Por qué. Eh. Por qué.

Por qué no volvemos. Por qué no he sido capaz de volver a sentarme en la única mesa maldita de nuestro restaurante. Por qué salgo todas las noches como si nada, como si jamás te hubiese conocido. Y por qué les acabo pidiendo a todas que hagan de ti. Que les gusten tus mismas cosas. Que se rían como lo hacías tú. Por qué las comparo siempre contigo. Qué culpa tendrán ellas de no alcanzarte. De no saber que me exististe. De no poder acabarse este final.

Por qué no volvemos. Por qué sigo mirando el móvil cada dos horas simplemente para ver si estás en línea. Por qué empiezo a escribir siempre el mismo mensaje. Uno que arranca con un por qué no volvemos. Uno que sigue explicándote cuánto te echo de menos. Que ya casi olvidé tus defectos. Que me quedé solo a soportar los míos. Que ya es mucho soportar para una sola persona. Y por qué, cuando acabo el mensaje perfecto, le doy siempre al borrado completo en vez de al enviar. Por qué no te llamo cuando tengo tantas ganas de hablar.

Por qué no volvemos. Dímelo, de verdad, tan sólo recuérdamelo una vez más. Aunque te cueste algún que otro esfuerzo. Hazlo por este pedazo de vida tuya que sigue a la deriva de los recuerdos. Por los viejos tiempos. Por este mal sabor de boca después de algo tan dulce. Por lo que fuera yo en tu vida. Por lo que sea. Por lo que fui.

Yo la verdad es que no he aprendido. Sigo estando igual. Me siguen haciendo daño las mismas cosas. Me siguen emocionando las canciones de siempre. Sobre todo ahora, que sé que en realidad todas me hablaban de ti. Me sigo haciendo muchas trampas al solitario. Me veo con los mismos amigos a los que les ruego que no me hablen de ti. Hasta que les acabo preguntando yo. Ah, y he vuelto al microondas, que cocinar para uno ya sabes que no vale la pena. Supongo que soy aún más difícil. Imagino que el gas noble de mis manías se habrá expandido hasta ocupar parte del hueco que dejaste tú. Y seguramente, a base de vivir conmigo, me habré vuelto mucho más yo.

Por eso, te podría decir que he cambiado. Que ahora sí que sí. Que ahora entiendo por qué no funcionó lo nuestro. Que por qué no volvemos. Que por qué no intentarlo, sabiendo lo que sabemos. Pero te estaría mintiendo, y lo haría simplemente para conseguirte de nuevo, para volverte a tener, para volverme a dar a ti.

Nos estaríamos engañando de nuevo.

Y volveríamos dispuestos a ello, tan sólo por lo mucho que nos queremos.

Tan absurdo como cuando estábamos juntos y tras cada silencio resonaba siempre la misma pregunta.

Por qué no lo dejamos.


Fuente Original
Twitter de Risto

jueves, 21 de agosto de 2014

Sin nombre / Capítulo 1

La siguiente historia que te voy a relatar, ocurre en una pequeña isla, cerca de un país en vías de desarrollo. Nuestro protagonista es un chico que decide escapar de su país y emigrar a dicha isla, lo que él no sabe, es que su destino no iba a ser el que él esperaba...

Nada más llegar a la costa de la pequeña isla, el chico es rápidamente apresado por los guardias. Lo llevan inmediatamente a una gran sala, lo sientan y lo esposan. La sala posee una iluminación muy brillante, casi se necesitarían gafas de sol para poder mirar directamente a una pared. Al cabo de un breve tiempo, llegan a la sala los tres grandes de la isla, El Juez, El Presidente y El Jefe de la Guardia.

- ¿Qué pretendías? - dice el Jefe con tono firme y casi desafiante.
- Yo... solo... - responde el joven.
- No se te ha dado permiso para hablar - dice el Jefe.
- Pero... - responde nuevamente el joven.
- Ni peros ni nada. Hablarás cuando se te autorice, ni antes ni después.
- Tampoco seas tan duro con él - le recrimina el Juez - Tendrá sus razones para hacer lo que ha hecho...
- En esta isla hay unas leyes y han de ser cumplidas. - Dice testarudamente el Jefe - Y tú, mejor que nadie debe saberlo, que para algo eres el Juez de la isla.
- Bueno joven - salta el Presidente - Cuéntanos, ¿cuáles eran tus intenciones? ¿Sabías que para entrar en esta isla, necesitas una autorización firmada por el Juez y por mi previa a venir?
- Mi intención era salir de mi país, tratar de prosperar. No sabía de vuestras leyes... Os pido disculpas, pero la situación en mi país es lamentable, casi no hay comida ni agua.
- Está bien -dijo el Juez.

Con un leve pero contundente gesto con el brazo, el Juez invitó a pasar por la sala al náufrago al tiempo que le decía que se acomodara en una de las habitaciones, ya que mañana tendría que explicar con detalle quién era, qué buscaba y cómo había llegado hasta allí sin la autorización expresa de ninguno de los miembros honorables de la isla.

La habitación tenía lo básico, una cama, un espejo y una cómoda. La cama era bastante mullida. El espejo colgaba de la pared, y bajo él estaba la cómoda. Sobre la cama había una ventana con barrotes, se acostó y miró a través de la ventana, pudiendo ver una noche oscura, totalmente despejada y estrellada, a lo lejos estaba la gran y majestuosa Luna... se le cerraban los ojos cuando de repente, ve una estrella fugaz y pide un deseo... poder estar en la isla.

En su mirada se plasmó la tristeza en toda su magnitud. Cada vez que veía la Luna sentía nostalgia por aquella tierra que le vio nacer, crecer, vivir y, quizá algún día, morir.  De alguna manera se sentía con la falsa libertad de un animal criado en cautividad. No le gustaba pero sabía que tenía que sobrellevar ciertos sacrificios para conseguir su objetivo. De pronto los recuerdos se agolpaban en su mente y le atormentaban. Entre sus pensamientos estaba ella. La mujer más inteligente que había conocido y que había tenido la desgracia de ver morir entre sus brazos.

La noche fue larga, pero se sentía maravillado de la majestuosidad de los astros a lo lejos. Tal vez, en algún lugar de su mente, sabía que lo que había hecho estaba mal. Abandonar su tierra e irse a otra donde no conocía a nadie ni él era conocido por nadie. Pero le daba igual. Sentía la necesidad de salir, de conocer otros lugares lejos de donde había vivido... Poco a poco iba pasando el tiempo, y la noche se hacía día. Justo al amanecer aparecía en la habitación el Juez quién le daba los buenos días.

-Buenos días,.... caballero. Espero que haya pasado buena noche y haya descansado, ya que le espera una mañana bastante larga, señor..
-Encantado.Gracias por dejarme descansar aquí después de todo.

Los dos hombres caminaron charlando hacia el comedor, donde les esperaban panecillos, dulces, y todo tipo de alimentos para el desayuno. Ambos se sentaron en sendas sillas y empezaron a comer. El joven estaba realmente hambriento y  no podía contener sus ansias al morder los croissants y las tostadas. Habían pasado varios días hasta llegar a la isla y su cuerpo se había resentido. Sus fuerzas flaqueaban pero resurgían para alcanzar los deliciosos manjares de la mesa.

-Bueno, dígame, ¿Cuál es su nombre? - Le pregunta el Juez.
-Alberto - dice con la boca llena.
-¿Edad?
-37 años.
-¿Motivo de su "visita" a la isla?
-Encontrar trabajo, tener para comer y vestirme... Ser alguien "de provecho".
-Alberto, tus intenciones son honorables, hablaré con el Presidente y el Jefe de Guardias, y trabajarás para mi.
-¿De verdad señor?
-Sí, pero no será un trabajo fácil, ¿Sabes trabajar las tierras?
-Sí, algo sé, pero... ¿Dónde dormiré? ¿Dónde comeré?
-Mis tierras no están lejos de aquí, a 10 o 15 minutos caminando, podrás dormir aquí, en la habitación de anoche, y comer donde mismo lo estás haciendo ahora.

Alberto se sentía agradecido. El futuro que le esperaba distaba mucho del pasado, en el cual no existían las herramientas de agricultura.ni nada que se le pareciese. Estaba cambiando el aire acondicionado de la oficina de la sucursal por la leve brisa del viento bajo el ardiente sol de la isla. El cambio podría hacer ruborizar a cualquiera de sus compañeros pero él se sentía agradecido de tener un porvenir mejor que ellos, a quienes el hambre abrazaba con sus garras hasta la muerte.

Brevemente recordó la sedosa piel de su esposa. De nuevo se agolpaban los sentimientos de ira junto a los recuerdos. No soportaba la idea de no haberle proporcionado la suficiente ayuda para que sobreviviese. Verla desfallecer se había grabado en su maltrecha cabeza.

Tras unas cuantas horas de trabajar la tierra, aparece una muchacha con una bandeja y sobre ella un vaso y una jarra de agua fria.
-Señor, ¿quiere agua fresquita?
-Oh, si, por favor.
La muchacha coge la jarra y le sirve el vaso de agua.
-Es muy amable - Dice Alberto.
-No, simplemente cumplo con mis obligaciones.
-¿A que te refieres?
-Soy empleada del hogar del juez.
Se hace un silencio mientras Alberto se toma el vaso de agua.
-¿Puedo saber tu nombre?
-Claro, Esther.
A Alberto se le había caído el mundo encima... la cara le cambió nada mas oír el nombre de la muchacha...
-Señor, ¿está bien? ¿señor?
Alberto no reaccionaba. Se había quedado absorto en la imagen de su hija Esther el día que la vio tirarse por el puente, petrificando su mirada hacia el infinito. De toda la familia solo él quedaba vivo, la hambruna trajo depresiones y suicidios y delincuencia a la tierra que había abandonado y su familia sufrió demasiado. Tras un breve momento de intenso dolor en el pecho, que le llegaba desde lo más profundo de su alma, volvió en sí y le respondió a la mujer que se encontraba bien, agradeciéndole la preocupación y continuó con su tarea.

By Nat and Ari.

sábado, 12 de julio de 2014

Amig@...

El siguiente texto, es algo que compartieron por facebook, y creo que merece la pena compartirlo:

Si todos los caminos llegan a Roma,
¿Cómo se sale de Roma?
A veces, pensamos demasiado y sentimos muy poco.
Mi abuelo siempre decía,
que si alguien quiere seriamente formar parte de tu vida,
hará lo imposible por estar en ella,
aunque en cierto modo,
perdamos entre pantallas el valor de las miradas,
olvidando que cuando alguien nos dedica su tiempo,
nos está regalando lo único que no recuperará jamás.
Y es que la vida son momentos, ¿sabes?
Que ahora estoy aquí, y mañana,
mañana no lo sé.
Así que quería decirte que si alguna vez quieres algo,
si quieres algo de verdad,
ve por ello sin mirar atrás,
mirando al miedo de frente y a los ojos,
entregándolo todo y dando el alma,
sacando el niño que llevas dentro,
ese que cree en los imposibles
y que daría la Luna por tocar una estrella.
Así que no sé que será de mi mañana,
pero este sol siempre va a ser el mismo que el tuyo.
Que los amigos,
son la familia que elegimos,
y yo te elijo a ti,
te elijo a ti por ser dueño de las arrugas que tendré en los labios de viejo,
y apuesto fuerte por todos estos años a tu lado,
por las noches en vela, las fiestas, las risas,
los secretos y los amores del pasado.
Tus abrazos,
así porque si,
sin venir a cuento ni tener por qué celebrar algo.

Y es que en este tiempo me he dado cuenta,
de que los pequeños detalles son los que hacen grandes cosas.
Que tu has hecho infinito mi límite.
Así que te doy las gracias por ser la única persona
capaz de hacerme llorar riendo.
Por aparecer en mi vida con esa sonrisa loca,
por ese brillo en los ojos
capaz de pelear contra un millón de tsunamis.
Así que no,
no sé donde estaremos dentro de 10 años,
ni sé como se sale de Roma.
No te puedo asegurar nada.
Pero te prometo,
que pase lo que pase
estés donde estés,
voy a acordarme de ti toda la vida,
y por eso,
mi Luna va a estar siempre contigo.
Porque tu,
me enseñaste a vivir cada día,
como el primer día del resto de mi vida.
Y eso,
eso no lo voy a olvidar nunca.

lunes, 19 de mayo de 2014

¿Recuerdos? Posiblemente...



Paulo Coelho dijo:

“Dicen que a lo largo de nuestra vida tenemos dos grandes amores; uno con el que te casas o vives para siempre, puede que el padre o la madre de tus hijos… Esa persona con la que consigues la compenetración máxima para estar el resto de tu vida junto a ella…

Y dicen que hay un segundo gran amor, una persona que perderás siempre. Alguien con quien naciste conectado, tan conectado que las fuerzas de la química escapan a la razón y les impedirán, siempre, alcanzar un final feliz. Hasta que cierto día dejará de intentarlo… Se rendirán y buscarán a esa otra persona que acabarán encontrando.

Pero les aseguro que no pasarán una sola noche, sin necesitar otro beso suyo, o tan siquiera discutir una vez más…

Todos saben de qué estoy hablando, porque mientras estaban leyendo esto, les ha venido su nombre a la cabeza.

Se librarán de él o de ella, dejarán de sufrir, conseguirán encontrar la paz (le sustituirán por la calma), pero les aseguro que no pasará un día en que deseen que estuviera aquí para perturbarlos.
Porque, a veces, se desprende más energía discutiendo con alguien a quien amas, que haciendo el amor con alguien a quien aprecias”

lunes, 12 de mayo de 2014

Diez rasgos de una persona tóxica.


  1. En primer lugar, las personas tóxicas hablan en exceso de sí mismas y se olvidan del otro.
  2. Tienden a quejarse con mucha frecuencia. Su discurso es pesimista y negativo. Las personas tóxicas siempre ven el vaso medio vacío y hacen un drama de situaciones cotidianas.
  3. Asumen el rol de víctima con mucha facilidad. Es una forma de creerse el centro del mundo y de llamar la atención de los demás.
  4. Creen que el mundo está en su contra, pero no analizan qué es lo que pueden estar haciendo mal en su comportamiento.
  5. Las personas tóxicas son como vampiros emocionales, que roban la energía de los demás.
  6. Una persona tóxica no es feliz, porque su modo de pensar le impide vivir en calma y armonía con el entorno.
  7. Una persona tóxica envidia todo lo bueno que ve en los demás. No se alegra con las alegrías del amigo, porque a nivel interno, vive pendiente de su propia carencia.
  8. Una persona tóxica también es aquella que ejerce el rol de autoridad constante, te corrige incluso cuando no tiene que hacerlo y se comporta como si estuviera en posesión de la verdad.
  9. La persona tóxica genera una ola de energía negativa a su alrededor.
  10. Las personas tóxicas sufren mucho con su mudo de ser aunque a nivel externo no lo demuestren.


Resumiendo, aléjate de este tipo de personas, porque pueden ser un gran lastre para tu vida. Y recuerda, si consigues algo bueno es gracias a tu esfuerzo, si es malo, es porque has metido la pata en algún sitio. Todo lo que te sucede es por tus acciones. Y nos podemos basar en una ley de la física, La Tercera Ley de Newton ; Actioni contrariam semper & aequalem esse reactionem (Con toda acción ocurre siempre una reacción igual y opuesta).

domingo, 26 de enero de 2014

Primera entrada del año! (seria)

Bueno, sé que llevo un buen tiempo desconectado de esto... pero he de decir que he estado ocupado... clases de Fotografía... Salir a disparar (fotos)... Dar soporte a los jugadores de mi multisquad (la llevamos entre unos colegas y yo)... Seguir con el diseño de mi portfolio... etc etc etc...

No sé... creo que desde que tenga el portfolio listo... este blog desaparecerá, ya que lo dejaré todo unificado en el mismo sitio.

También he de decir que estoy bastante enganchado al LoL (League of Legends)... que POR FIN SALÍ DEL P**O ELO HELL DEL BRONCE! Actualmente estoy en Plata IV y con objetivo Oro para esta season. Agradecimientos a los capullos de los jugadores de la squad de LoL de Anima eSports Club (mi multisquad) que son muy grandes. También al gran capullo de Ra1DeN (el otro directivo de Anima eSports Club ).

martes, 7 de enero de 2014

(Paréntesis)

Perdona si te molesté con mi llamada (sé que lo estabas esperando).
En realidad no tenía nada importante que decirte (nada importante para ti)
y fué mejor que no me contestaras (te odio).
Sólo quería que supieras que estás en mis pensamientos (no me olvides tan pronto)
y que has sido muy importante para mí (todavía me dueles).
Espero que estés bien (sólo te preocupas de ti)
y que sigas con tus proyectos (donde me gustaría estar).
Nos vemos (te estoy esperando).