Nadie te preparó para lo que ibas a vivir.
De pronto, las cosas pasaron y, cuando volteaste, ya estabas ahí,
atravesando tu momento más difícil:
algunos días con ansiedad, otros con tristeza,
y muchos otros llorando en silencio.
Pero mírate, aquí estás, lo estás intentando
a pesar de todas las batallas que has estado sanando en silencio.