Llevo un tiempo desconectado de las redes sociales y no sabéis lo bien que me ha sentado, tanto... que me he puesto a hacer algunas reflexiones y he llegado a la conclusión de:
Lo mejor que se puede hacer es dejar de quejarse: Aprender a renunciar.
Me explico.
Cuando lo perdí todo en mi vida, ahí aprendí a renunciar.
Y cuando aprendí a renunciar... ahí comencé realmente a ganar.
Porque comencé a ganar eso más valioso que quizás todos podemos lograr, eso que llaman sabiduría.
Aprendí que por no haber sabido renunciar, todo renunciaba a mí:
- Quería aceptar todos los retos, y así... no me comprometía a ninguno.
- Quería estar en todos lados, y así... solo logré no estar en ninguno.
- Quería hacer muchas cosas, y así... no me enfocaba en nada.
- Quería tener la razón en todo, y así... no razonaba nada.
- Quería complacer a todos, y así... no hacía feliz a nadie.
Aprendí que no es lo mismo estar al 100% que tratar de estar al 100% en todo.
*ABARCAR
(Tuve un fallo a la hora de interpretar el concepto).
De nada me sirvió tratar de ser un océano, pero de un centímetro de profundidad.
Quería "estar en todas" y no lograba estar en ninguna.
Y todo eso me pasó por no aprender a elegir en qué enfocarme, porque no sabía a qué renunciar.
* RENUNCIAR
(Otro fallo de interpretación).
A veces, nos cuesta elegir (priorizar) y avanzar en algo, lo que realmente nos cuesta es renunciar a otras... y por eso no elegimos.
Y por no saber renunciar a ciertas cosas, en la motivación por avanzar y crecer a otras, nos vemos obligados a elegir mantenernos "enfocados" en todas.
Elegir algo. Avanzar en algo. Enforcarse en algo.
Comprometerse.
Imposibles de lograr si no sabemos renunciar a otros "algo".
Porque nadie puede lograr tocar el cielo sin abandonar la tierra.
Porque nadie puede avanzar a un punto sin alejarse de otro.
En la vida, ser responsables de nuestras emociones y aceptarlas nos libera, nos permite comprender que ellas son útiles, nos permite aprender a saber elegir el camino que tomar para ser felices.
Hoy me propongo quedarme con esto:
- Elegir mejor, es fácil.
- Elegir tener un mejor trabajo, es fácil.
- Elegir tener una mejor actitud, es fácil.
- Elegir terminar algo pendiente, es fácil.
- Elegir cuidar la salud, también es fácil...
Ahora, ¿a qué le temes renunciar para que eso suceda?
Ahí está el desafío.
Desde que yo aprendí a renunciar a ciertas cosas, logré enfocarme mejor en mis objetivos y avanzar mejor. Porque disfrutando el proceso y dejando que los logros sean una consecuencia de él, ahora vivo y progreso más y mejor.
Abandona la queja,
acéptalo,
y decide.
Prioriza, elige y acciona...
... aprendiendo a renunciar.
Así seremos capaces de despejarnos nuestro camino.
Con esto... me dedico a mi mismo estas palabras de reflexión.
Sigue adelante y no cambies por nadie, no pierdas tu esencia, porque nadie cambiará por ti. Felices 35 macho.