sábado, 21 de diciembre de 2024

Adiós 2024, pero prefiero decir, adiós 2020

- Y, ¿Cómo te sientes?
- Como si fuera un final.
- Todos los fin de año son un final.
- Sí, pero este se siente diferente. No es el final del año, es como el final de una temporada.
- Y, ¿Cuándo comenzó esa temporada?
- 2020. Todos entramos a ese año con esperanzas, parecía un número especial y fue el comienzo de una oscura temporada llena de silencio, dolor e incertidumbre.
- ¿Dirías que la pandemia te marcó?
- Muchísimo. Lo peor es que me estoy dando cuenta ahora, y como en toda temporada fuerte de una serie, tuvimos escenarios nuevos, conflictos, desilusiones, fracasos, logros, personajes nuevos y otros que se fueron. 
- Y, ¿Cómo te sientes con todo eso?
- Que no me arrepiento de nada de lo que viví desde 2020 hasta este 2024, pero, bffff... fue muchísimo. 2021 ni existió para mi, apenas lo recuerdo. 2022 fue el año de subida, donde empezamos a pisar tierra firme. 2023 lo afirmó y 2024 lo está cerrando.
- Y dime, ¿Cómo está finalizando tu temporada?
- Con muchas enseñanzas.
-¿Como cuales?
- Como que el estrés puede agotarte, la ansiedad puede ahogarte y la depresión puede destruirte. Que no existe resiliencia sin aceptación, y nadie en esta vida puede levantarse solo. No puedes esperar que te salven, porque quién único puede salvarte eres tú mismo. Que se puede caer muy bajo y aún así salir a flote. Que una persona rota no puede salvar a otra, ni tampoco una persona sana puede reparar a otra rota. Que damos lo que tenemos, pero si nos quedamos sin nada no tendremos ni para nosotros. Que las cosas a su tiempo se pueden lograr, que no hay que forzar lo que se puede romper, que no hay nada de malo en volver a empezar y que a veces, eso que te está haciendo daño es lo mismo que no quieres soltar. Que está bien sentir miedo, que está bien estar mal. Lo único que está mal es quedarse quieto, estático. Que la quietud y la desolación van de la mano. Que el abrazo de contención más fuerte a veces son mis propios brazos rodeándome. Y me destruí, me construí, me desmoroné y me volví a reinventar. Me desgarré la piel, y que con aguja e hilo, con varias puntadas, me volví a coser. Que la cara me pesó un poco más para sonreír, pero en hacer reír a otros encontré la terapia y la rehabilitación. Que ahora me salen canas, pero alguien me dijo que era inevitable. Que el corazón, por más dañado que esté, se recupera y quiere volver a sentir. Que si no nos permitimos sentir nos enfermamos. Que lo que callamos jamás muere, solo se queda acumulado. Que cuando nos amamos a nosotros mismos, podemos amar. Agradecer los finales y darle la bienvenida a los nuevos comienzos. Que el freno de mano se puede romper, que lo planificado se puede desvanecer. Que no hay que tenerle miedo a crecer. Diría: "Adiós 2024, pero prefiero decir, adiós 2020", el título de toda una temporada.