En el fragor de la batalla,
mi mente se detiene
y al llegar mi capitán,
tras la situación ver
a la trinchera me manda.
Tras a la trinchera llegar
un compañero, me mira pasar
y sin más
pregunta cómo me va.
- ¡Necesito una pastilla! -digo.
- No se hable más, a la enfermería irás.
Sin pensar, diríjome allá
y tras con la enfermera hablar,
una pastilla me dá.
Cabizbajo y sin mucho ánimo,
a mi se acerca con un lápiz y cuaderno,
y sin mucho pensar, me pongo a dibujar.
Tras un rato
y varios garabatos,
acercóseme la enfermera
a mis dibujos observar.
Al contemplar, se atreve a dilucidar,
que en mis trazos puede ver,
una bella muñeca emerger.