Mis heridas estaban cicatrizando.
Me iría bien un poco de sombra.
No podía pasarme la vida
tirándome por precipicios.
Quizás después de un descanso
pudiera lanzarme al abismo
otra vez. Quizá.
Mis heridas estaban cicatrizando.
Me iría bien un poco de sombra.
No podía pasarme la vida
tirándome por precipicios.
Quizás después de un descanso
pudiera lanzarme al abismo
otra vez. Quizá.
Soy la intermitente asfixia,
la interminable ausencia del lenguaje.
Soy el inacabado intérprete,
de tatuajes ajenos.
No hay oráculo alguno, ni augurio,
que pueda otorgarte el acceso a mis palabras
ni aun a mi propia vida.
No calmes este amor que no perdona,
No ruegues al destino que interfiera.
Y sigo a lo lejos,
Inmóvil, a la espera de quien descifre mi alma a tiempo,
antes que el pálido ahogo,
recubra de azul mis venas.